Agustín Salvia, director del ODSA-UCA, con el shock de precios, producto de la devaluación y de la consecuente caída de los ingresos reales en diciembre y enero, se produjo un fuerte aumento de la pobreza, la cual habría llegado a un pico de 58% en febrero.
“A partir de dicho mes deviene una caída de la inflación y empieza a haber mejoras en las remuneraciones, incluso actualizaciones en los haberes jubilatorios y en los programas sociales. Esto hizo que la pobreza se estabilice en torno al 54% y 55% en el primer trimestre. En abril y mayo cayó levemente, pero de manera muy heterogénea”, sostuvo.
Agregó que “se estabiliza el nivel de pobreza, incluso esta tiende a bajar a partir de que los sectores formales van recuperando sus ingresos, pero la situación se agrava en los sectores informales más pobres, en donde la asistencia social ya no alcanza y la reducción del nivel de trabajo produce un desgaste en los ingresos corrientes que hace que esos hogares, que ya estaban bajo la línea de pobreza, caigan en situación de indigencia”, agregó.
Aclaró que si con la recesión se produce un shock de desempleo por el cierre de establecimientos de pequeñas y medianas empresas, se agravarían tanto la pobreza como la indigencia.
Fuente: Infobae