Se trata de una decisión que toma en cuenta la circulación masiva que este concepto ha tenido en los últimos tiempos, derivada no solo de sus alcances específicos sino también de los dilemas éticos que su aplicación genera.
La elección de esta palabra por parte de la institución que regula y legisla el uso de la lengua española se suma a las competencias similares que en las últimas semanas llevaron adelante también distintos diccionarios en lengua sajona como el Oxford o el Collins, entre otros, que consagraron en instancia similar a expresiones como goblin mode, permacrisis, ucraniano, inflación y gaslighting. Al igual que ellas, inteligencia artificial es reveladora de fenómenos que definen el espíritu de la época.
Las anteriores palabras fueron escrache (2013), selfi (2014), refugiado (2015), populismo (2016), aporofobia (2017), microplástico (2018), los emojis (2019), confinamiento (2020) y vacuna (2021).
En su fallo difundido este jueves, la FundéuRAE sostiene que este concepto se incorporó al diccionario de la Academia en su edición de 1992 y ha sido seleccionado por “su importante presencia en los medios de comunicación durante estos últimos 12 meses, así como en el debate social, debido a los diversos avances desarrollados en este ámbito y las consecuencias éticas derivadas”.
La ganadora de este 2022 ha sido escogida entre 12 candidatas, varias de ellas relacionadas con la tecnología o las consecuencias derivadas de la guerra en Ucrania: apocalipsis, criptomoneda, diversidad, ecocidio, gasoducto, gigafactoría, gripalizar, inflación, inteligencia artificial, sexdopaje, topar y ucraniano.
Según FundéuRAE, uno de los desafíos que implica la inteligencia artificial es enseñar a las máquinas cómo emplear adecuadamente el español, a fin de conservar la unidad del idioma que comparten más de 500 millones de personas. Precisamente con este objetivo nació el proyecto LEIA de la Real Academia Española (RAE).
Fuente: Télam