Juan Carlos Tolaba tiene 44 años y recientemente participó de la Campaña Antártica de Verano (CAV 2022/23) a bordo del rompehielos ARA “Almirante Irízar” (RAHI) en donde fue Encargado de la División “Foxtrot” y Suboficial de Cargo en Salvamento y Buceo.
El marino jujeño cuenta su última vivencia antártica, lo gratificante que es servir a la Patria desde el mar, y sus recuerdos de provincia. “Soy del barrio Santa Rosa donde nací y siempre viví en la ciudad de Libertador General San Martín, hasta que ingresé en 1999 a la Armada Argentina”, introduce Tolaba.
Su carrera naval lo llevó a vivir en Punta Alta, ciudad cercana a la Base Naval Puerto Belgrano; en Mar del Plata, epicentro de la actividad submarina de la Fuerza; y en Quilmes, donde actualmente reside con su señora Tania y sus hijas Isabella de 4 años y Antonella de 10 meses.
Sus afectos y familiares, padres y hermana, continúan viviendo en su ciudad natal, que se distingue por sus plantaciones de caña de azúcar, “algo característico y parte de la identidad de mi lugar, como también son los carnavales”.
“Recuerdo momentos de mucha alegría compartidos durante las fiestas con mi familia, y los recuerdos de secundaria en la escuela técnica ‘Ingeniero Herminio Arrieta’: éramos 15 alumnos, con quienes aún nos encontramos cada vez que viajo y salimos juntos a pescar”, apunta.
También rememora ese último año de secundario, en el que integrantes de la Delegación Naval fueron a su colegio a dar una charla informativa. “Tenía 19 años y me llamó poderosamente la atención todo lo que contaron. Me inscribí, y al año siguiente, cursaba la Escuela de Suboficiales de la Armada, en Buenos Aires”.
Juan Carlos egresó con la especialidad Máquinas Motorista y luego hizo el Curso de Buceo, capacitándose como Buzo de Salvamento: “Me cambié de escalafón, no porque no me gustara ser maquinista sino porque descubrí que el buceo es un trabajo diferente, selectivo desde su ingreso, y muy arriesgado; cumplir con cada desafío me brinda muchas satisfacciones”.
“Hoy la Armada Argentina es como mi segunda casa; me enseñó a ser un hombre de mar y, sobre todo, un hombre de bien”, enfatiza el Suboficial Tolaba.
Al egresar participó del Viaje de Instrucción por Centroamérica y Sudamérica, a bordo de la corbeta ARA “Parker” ya que la fragata ARA “Libertad” se encontraba por entonces en reparaciones generales. Años más tarde cursó en la Escuela de Buceo en Mar del Plata, “algo que quería hacer desde que era Aspirante Naval en la escuela”.
Su primera comisión como Buzo Salvamentista fue durante el siniestro que sufrió el rompehielos ARA “Almirante Irízar” en 2007: “Fue un trabajo muy duro, pero se recuperó la unidad y logramos entrar a Puerto Belgrano”.
Participó, además, de la búsqueda de pesqueros hundidos en Mar del Plata y del reflotamiento del dique flotante en Ushuaia. Todas ellas “experiencias gratificantes -asegura- tanto a nivel laboral como personal. La vocación de servicio a la Patria reflejada después de
finalizar una tarea en un ámbito tan hostil como es el medio submarino, me llena de orgullo”, subraya.
De igual manera destaca que aquello que más le agrada del ámbito naval “son las experiencias únicas que vive en la Armada; el compañerismo y la camaradería que se forma entre todos”.
No es la primera vez que Juan Carlos trabaja en el continente blanco, ya lo hizo varias veces a bordo del transporte ARA “Canal Beagle”; experiencias también gratificantes que suman a su trayectoria naval.
Este año, llegó a la Antártida a bordo del “Almirante Irízar” y, por ser el más antiguo y experimentado de los buzos, fue Encargado de la División “Foxtrot” y Suboficial de Cargo en Salvamento y Buceo.
“Durante la campaña estuve a cargo del grupo humano compuesto por Nadadores de Rescate y Buzos que vienen de comisión al buque; también los introduje en las maniobras náuticas con botes para realizar la carga y descarga de víveres y materiales general, y de personal, en cada base antártica”, describió sus actividades.
Balance de campaña
Durante la CAV 2022/23 se reabastecieron 13 bases antárticas en las que se llevó a cabo el relevo de personal, carga y descarga de materiales, víveres y combustible; se avanzó en la construcción de laboratorios multidisciplinarios y en la recuperación de la Base Antártica Conjunta Petrel.
Cabe destacar que esta actividad antártica es de carácter conjunto llevada a cabo por las tres Fuerzas Armadas (FF.AA.), bajo control operativo del Comando Conjunto Antártico (COCOANTAR) dependiente del Estado Mayor Conjunto de las FF.AA. y el gobierno nacional que articula la tarea de los Ministerios de Defensa; Ciencia, Tecnología e Innovación; Salud y Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.
Como sucede en cada campaña, se destaca la importancia estratégica de la presencia argentina en el continente blanco y su compromiso con el Tratado Antártico en resguardo de los intereses del país con eje en el apoyo al desarrollo de la actividad científica, fortalecimiento de la cooperación internacional, y cuidado del medio ambiente.
El principal objetivo de las campañas es brindar apoyo a la actividad científica de acuerdo al Plan Anual Antártico Argentino que comprende más de 50 proyectos de investigación ejecutados por el Instituto Antártico Argentino (IAA) junto a otras instituciones; tareas de apoyo logístico, desarrolladas por el COCOANTAR; de gestión ambiental, ejecutadas por la Dirección Nacional del Antártico (DNA); y de servicios, vinculadas a lo meteorológico, hidrográfico y cartográfico realizadas por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Servicio de Hidrografía Naval (SHN).
En la temporada estival el país desplegó buques y aeronaves, incluyendo el rompehielos ARA “Almirante Irízar”, el aviso ARA “Estrecho de San Carlos” y el transporte ARA “Canal Beagle”, que navegaron durante 330 días, cubriendo más de 40.000 millas náuticas. Se contó también con el apoyo del aviso ARA “Puerto Argentino” que participó de la XXV Patrulla Naval Antártica Combinada.
Entre los meses de noviembre y abril se transportaron unas 800 personas y 800 metros cúbicos de carga por vía marítima y casi 2.000 personas por vía aérea. Se abrieron todas las bases antárticas temporarias, y se reabastecieron y relevó al personal de todas las permanentes; se retiró una cifra récord de residuos antárticos y se brindó colaboración a otros países en sus actividades antárticas.
También se avanzó en la construcción de tres Laboratorios Antárticos Multidisciplinarios (LAM) que se emplazan en las Bases Antárticas Conjuntas Esperanza, Orcadas y San Martín, y forman parte de la primera etapa del proyecto impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación y el IAA.
En relación a la Base Antártica Conjunta Petrel, se la recuperó para uso permanente. El plan de renovación integral involucró la reconstrucción de una casa modular térmica a fin de cubrir las exigencias funcionales y habitacionales. La reactivación de Petrel, facilitará el ingreso al continente y permitirá contar con un punto logístico que centralice el transporte aéreo y marítimo, reduciendo los costos y el impacto ambiental.
Gaceta Marinera – Mar Adentro