“No hay reglas para dejar de usar ese petróleo. Así que, no podemos salvar al mundo siguiendo las reglas, porque se deben cambiar las reglas. Todo debe cambiar. Y hay que empezar hoy.” Esta es una de las frases más contundentes de la activista juvenil sueca Greta Thunberg, que finalizó así una charla TED en 2019. Casi tres años después, en medio de una guerra que tiene a los commodities y a los combustibles fósiles en el centro de la escena, y con una pandemia que nos sigue acechando, el escenario de acción climática no ha variado mucho.
Hoy se celebra el Día de la Tierra y lo que ha cambiado en estos tres años es que la ciencia tiene cada vez más certeza respecto de los impactos del cambio climático y las acciones necesarias para frenar el aumento de la temperatura global promedio. Hace poco menos de tres semanas se conoció la tercera parte del informe denominado AR6 que completó el panorama para que la comunidad internacional pueda evaluar los pasos a seguir.
La gobernanza, la transición energética justa, la alimentación y el freno a la deforestación están entre las claves que señalan los científicos como oportunidades para la titánica empresa de frenar la suba de la temperatura en 1.5ºC, en promedio.
En América Latina buena parte de este potencial se explica en las acciones de los gobiernos locales. Patricia Romero Lankao es mexicana, científica de la Universidad de Chicago (Estados Unidos) y autora principal del capítulo del reporte del Grupo de Trabajo III (WGIII) que estudió las políticas e instituciones nacionales y subnacionales. Es experta en ciudades y movilidad y señaló que son tan importantes en la mitigación del cambio climático las acciones que se lleven a cabo en las zonas urbanas como las que se realicen sobre el uso de la tierra.
“El ámbito urbano abarca el 80 % de Latinoamérica y el Caribe, de ahí la importancia de la coordinación de políticas de gobernanza estructural con el objetivo de reducir emisiones a la atmósfera que contribuyen al calentamiento global, porque solo con el desarrollo de prácticas sostenibles, se logrará un desarrollo sostenible, la reducción de la pobreza y se fomentará la equidad, uno de los puntos importantes del informe del IPCC”, explicó la experta.
La cuenca del Río de la Plata y la provincia de Buenos Aires están mencionadas en el reporte del Grupo de Trabajo II (WGII) sobre adaptación, que tiene un enfoque regional. En la página 32 del capítulo 12 destaca la vulnerabilidad de la región frente a las inundaciones recurrentes.
Otro de los impactos que destaca este reporte son los efectos del calor extremo.
El informe se refiere a las temperaturas del bulbo húmedo, una medida que combina el calor y la humedad que se toma con un termómetro cubierto por un paño empapado en agua.
–35°C de temperatura húmeda es el límite que un cuerpo humano es capaz de soportar, ya que el organismo no es capaz de enfriarse por medio del sudor. E incluso niveles más bajos pueden resultar mortales.
–Una temperatura de bulbo húmedo de 32°C es demasiado caliente incluso para que los seres humanos en forma y aclimatados puedan trabajar, y son extremadamente raros a nivel mundial en el clima actual.
Según un estudio citado en el informe:
-Si se reducen las emisiones, pero sólo en la medida en que lo exigen las políticas actuales, algunas zonas del norte de la Argentina experimentarán temperaturas de bulbo húmedo de 32°C durante, al menos, un día al año.
El efecto de isla de calor urbana también expondrá a los habitantes de megalópolis como Buenos Aires a un calor peligroso.
-En la Ciudad, el 20,7% de las muertes por calor ya pueden atribuirse al cambio climático, y el 21,6% en Córdoba, según un estudio citado en el informe.
Sin embargo, las políticas públicas que apunten a la adaptación y a la consecuente resiliencia son las que definirán la vida futura en las ciudades, incluida Buenos Aires.
Fuente: Infobae