El aumento de temperaturas en el Ártico y en la Antártida, que llegó a ser de hasta 40 grados por encima de la media habitual para la época, se registró por primera vez en ambos polos de manera simultánea y puede desencadenar «uno de los temidos puntos de no retorno», informó este jueves el Servicio de Información y Noticias Científicas (SINC), y agregó que por primera vez, este fenómeno, que se había registrado solo en el Ártico, ocurrió en ambos polos a la vez y registró un aumento de temperaturas por encima de la media.
También advirtieron que el aumento de temperaturas continuadas en el Ártico, junto a las olas de calor registradas, están relacionadas con el deshielo del permafrost, que intensificará las emisiones de metano en la atmósfera.
Esta región también perdió entre 2.700 y 1300 mil millones de toneladas de hielo entre 1992 y 2017, y registró su nivel más bajo de hielo, desde que hay registros, para el mes de febrero de 2022.
En tanto, en Groenlandia, las anomalías alcanzaron los 10 grados por encima de la media, y en la región Ártica llegaron hasta los 30 grados por encima de los valores habituales, debido a la disminución del albedo, que produce un aumento de la radiación y, como consecuencia, de las temperaturas.
En la base Concordia, situada en la Antártida, el pasado 18 de marzo los termómetros marcaron -12º C en contraposición al registro habitual, que es de unos -55º C, 40 grados más de temperatura por encima de la media.
La consecuencia de la desestabilización del clima en las zonas polares puede ser un «efecto dominó de cambios a escala planetaria», consignó SINC, y añadió que esto «puede generar un cambio climático abrupto», debido al papel crítico de estas regiones en la regulación del sistema climático global y el nivel del mar.
Los efectos meteorológicos extremos son pruebas del calentamiento global y pueden originar «cambios irreversibles», provocando la alteración en la circulación de las masas de aire y fenómenos meteorológicos extremos como olas de calor, inundaciones, mayor irregularidad de precipitaciones y sequías.
Por otra parte, las primeras estimaciones de las consecuencias de la guerra en Ucrania indican que las emisiones pueden subir un 14% en el año 2022, ya que si en el año 1990 la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera era de 350 partes por millón, en la actualidad ya es superior a 419, considerado «un valor preocupante».
A pesar de esto, y si bien las emisiones de combustibles fósiles son responsables de los récords de temperaturas y del cambio climático, debido a la guerra se está quemando mayores niveles de carbón y gas, y países como el Reino Unido anunciaron el retorno a las perforaciones marinas para extraer más petróleo.
Fuente: agencia Télam