En abril de 2018, cuando comenzó la crisis cambiaria que derivó en un aumento considerable del precio del dólar, una aceleración de la inflación y una recesión de la que la actividad que continúa hasta hoy, la pobreza en la Argentina era del 25,7%, según la última medición oficial de 2017.
Pero el deterioro económico en el último año y medio fue tal que el gobierno de Mauricio Macri terminará su mandato con una cifra cercana al 37%. Unos 5 millones de personas dejaron de cubrir la canasta básica en los últimos cuatro años.
De acuerdo con la forma en la que el Indec hace la medición, el aumento de la pobreza está vinculado a la evolución de dos variables: salarios e inflación. Ante una aceleración de la suba de precios, si los ingresos familiares avanzan en menor medida, esa pérdida de poder adquisitivo empuja a los hogares más cerca -o debajo- de la línea de pobreza.
Esto sucede porque para medir la cantidad de pobres y de indigentes, el organismo estadístico tiene en cuenta dos valores: la canasta total y la canasta alimentaria. A septiembre, una familia tipo necesitó $34.784 para no caer en la pobreza y $13.913 para no caer en la indigencia.
Ese proceso tuvo lugar, especialmente, en los últimos dos años, aunque a lo largo del mandato de Mauricio Macri la pobreza tuvo distintas etapas. El punto de partida es nebuloso, ya que la serie histórica de medición de esa variable fue interrumpida por el Indec, en tiempos de intervención del Gobierno kirchnerista. En 2013 la pobreza se dejó de medir en la Argentina. Hasta entonces, los números oficiales estaban maquillados porque se desprendían del Índice de Precios al Consumidor del Indec.
Según mediciones privadas, como la que realiza periódicamente la Universidad Católica Argentina (UCA), Cristina Fernández dejó el Poder Ejecutivo con un 29% de pobres en el país. En los últimos años, un grupo de economistas trató de reconstruir la línea temporal de pobreza en base a otros datos oficiales que hubiera producido el organismo estadístico. El trabajo de Daniel Schteingart, Federico Favata y Guido Zack concluyó que al final de 2015 el índice de pobreza fue de 26,9%.
El Indec volvió a medir la pobreza a mediados de 2016, por lo que el primer dato fue el del segundo semestre de ese año, de 30,3%. El primer año de mandato de Macri estuvo signado por la salida del cepo cambiario y el descongelamiento de las tarifas que pusieron presión a la inflación. El poder de compra de los salarios cayó y provocó un aumento en la cantidad de personas que no cubrieron la canasta básica total.
Por el contrario, el 2017 fue el año en que los ingresos familiares se recompusieron parcialmente por la desaceleración inflacionaria y el crecimiento del PBI, que fue de 2,7% pero que no llegó a compensar el retroceso de 3,1% que había tenido el año anterior. De esta manera, en el año en que el oficialismo ganó las elecciones legislativas, la pobreza cayó a 28,6% en la primera mitad de ese año y a 25,9% a fin de año.
Esa cifra era incluso más baja que la que recibió Macri al iniciar su gobierno. Pero desde el año siguiente la crisis provocaría un repunte de la pobreza para la que los economistas aun no ven un freno en el corto plazo. Cuando finalizó el 2018, la pobreza ya había alcanzado el 32%, es decir, un salto de 6 puntos en doce meses.
La caída del salario real continuó durante 2019 y dejó al índice de pobreza en 35,4%, el último número oficial dado a conocer por el Gobierno, y que significó el incremento anual más alto -6,8 puntos- desde 2002, tras la crisis económica de fines de 2001. El porcentaje final de este año se dará a conocer recién el próximo marzo.
De todas formas, economistas especializados en mediciones de pobreza proyectaron cuál podría ser la cifra con la que Mauricio Macri terminará su gobierno, de acuerdo a cuál fue el comportamiento de la inflación y de los salarios en los últimos meses. Para Schteingart, «el índice terminaría el año en torno de 37%, lo que significaría unos 17 millones de pobres, unos 5 millones más que hace cuatro años», consideró.
Por su parte, Martín González Rozada, econometrista y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT), ubicó su estimación en 37,1%. «Los ingresos de las familias siguen creciendo por debajo del crecimiento de la canasta básica con la que se calcula la tasa de pobreza (que crece con la inflación) y eso hace que el pronóstico para el segundo semestre de 2019 sugiera una incidencia de alrededor del 37%», consideró ante este medio.
Fuente: TN