Un mes atrás se había sometido a una delicada intervención quirúrgica en la cual le habían colocado stents en el corazón. Luego de la operación, sufrió secuelas que derivaron en dos infartos ocurridos esta tarde (alrededor de las 17) que lo llevaron a la terapia intensiva del hospital, donde se produjo su deceso minutos después
«El Negro» regalaba todos los viernes una clase maestra de su capacidad en LA BRÚJULA 24, compartiendo un café en el programa radial que conduce Germán Sasso (desde hace unos meses virtual por la pandemia) apoyado en un estilo único y pinceladas de talento inigualables para narrar e interpretar la realidad.
Además, se dio el lujo de ser uno de los comunicadores que más cantidad de Juegos Olímpicos presenció desde su labor como periodista deportivo. Fue por ello que en noviembre de 2019, el Senado de la Nación lo distinguió junto a otros colegas reconocidos en el ámbito deportivo, como Fernando Niembro, Víctor Hugo Morales, Adrián Paenza, Walter Vargas, Enrique Macaya Márquez, Julio Ricardo y el recientemente desaparecido Mauro Viale.
Nacido un 2 de septiembre de 1942, de dilatada trayectoria en los medios y whitense de nacimiento, sus primeros pasos los dio en LU3 y LU7. Se destacó durante más de cuatro décadas en LU2, donde fue jefe de deportes y se desempeñó diariamente hasta 2012 con el clásico espacio Equilibrio que paralizaba la ciudad, para luego pasar a tener intervenciones esporádicas. Y fue uno de los rostros visibles de Canal 9.
Convivió con las dos generaciones más importantes del básquet argentino. Contemporáneo con Alberto Pedro Cabrera, Atilio José Fruet y Jose Ignacio De Lisazo, observó sus gestas en primera persona como también lo hizo con la otra trilogía: Emanuel Ginóbili, «Pepe» Sánchez y Alejandro Montecchia, miembros de la Generación Dorada, a la que vio muy de cerca.
Además, su capacidad lo hizo trascender fronteras, siendo uno de los referentes de Radio Continental, con la cobertura de Mundiales de Fútbol. Un comentarista capaz de graficar con astucia lo que ocurría dentro de un campo de juego con perspicacia
Con Santiago se va una porción de la historia de Bahía Blanca. Fue un verdadero embajador de la ciudad en el mundo y su legado quedará por siempre. De carácter fuerte y convicciones, se convirtió en un ícono no solo de su profesión, sino de la vida y los hechos más trascendentales del Pago Chico. Desde este medio, en el cual se desempeñaba con mucho compromiso y amor, el recuerdo permanente para un decano del periodismo.
Fuente: La Brújula 24