“Es una investigación que venimos realizando desde hace unos años, que es muy detallada y que tiene mucha documentación. Entendemos que fue un caso paradigmático en la ciudad del cual se ha hablado muy poco y del cual se sabe muy poco”.
Así se refirió el fiscal auxiliar Pablo Fermento al plan de persecución que se desplegó durante la última dictadura militar contra docentes y estudiantes de la Universidad Nacional del Sur.
La Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Bahía Blanca imputó a civiles, militares y a La Nueva Provincia por crímenes contra integrantes de la casa de altos estudios. Los hechos, recalcaron, se enmarcaron en un plan que contó con la acción coordinada de la Justicia Federal, del diario La Nueva Provincia y de las fuerzas armadas y de seguridad.
Fermento indicó que el general Acdel Edgardo Vilas, quien fue segundo comandante del V Cuerpo de Ejército, en un libro que escribió afirmó que a Bahía Blanca llegó con la consigna de combatir y aniquilar a la subversión armada. Pero, admitió, que alarribar a la ciudad notó que había “un foco ideológico que existía en la UNS, que era una escuela de la subversión del país”.
“Se propone hacer una empresa de limpieza y de señalamiento sobre cómo había que avanzar contra la subversión en el país y qué era lo que tenían que hacer la Junta Militar y las distintas jurisdicciones militares; en ese marco le encargaron a la Justicia Federal (al juez Guillermo Federico Madueño) llevar adelante una investigación de docentes universitarios. Con esta la militar y de las fuerzas represivas, la pata de la Justicia y la pata mediática de La Nueva Provincia armaron una gran operación psicológica y llevaron adelante secuestros de docentes y estudiantes”, detalló.
Y agregó que también hubo señalamientos y procesamientos de otros docentes, muchos de ellos, quienes no fueron secuestrados, se tuvieron que ir del país.
“Entendemos desde la fiscalía que fue una continuación de la limpieza que ya se venía llevando adelante con la gestión de Remus Tetu en 1975 y la actuación de los grupos paraestatales”, recalcó.
Asimismo, sostuvo que es muy significativo cómo la UNS fue un blanco estratégico no solo para llevar adelante los secuestros y torturas, sino también para exhibirlos al público. “Había una lucha y un desbaratamiento de la diversidad y de la libertad de cátedra para informarlo y reducirlo a un formato que ellos querían imponer. Esto significó más allá de las detenciones, la muerte civil de los académicos, quienes no tenían trabajo o que se tuvieron que ir del país, porque fueron excluidos prácticamente de la sociedad. Eso nos parece que fue el efecto más fuerte del genocidio como práctica de eliminación de identidades y de grupos sociales”, subrayó.
Respecto al rol del diario La Nueva Provincia, precisó que la teoría de Vilas fue compartida por el medio de comunicación que expuso en sus páginas las detenciones de las y los docentes de la UNS.
“La línea editorial que mantuvo La Nueva Provincia desde antes de la dictadura y que la sostuvo durante los años del golpe de estado es un claro llamamiento al genocidio, escapa a cualquier práctica autoritaria, hablamos de un llamado de exterminio y de eliminación de grupos sociales”, advirtió.
Fuente: Frente a Cano