La actividad consistió en el sembrado e izado de nadadores mediante un helicóptero Fennec perteneciente a la Primera Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, con asiento en la Base Aeronaval Comandante Espora. Quienes recalificaron, debieron saltar desde aproximadamente unos 10 metros de altura aproximadamente, para luego poner en práctica las técnicas para el rescate de náufragos en el mar.
Durante el desarrollo de este ejercicio también prestaron su apoyo el Comando de la Flota de Mar, el Hospital Naval Puerto Belgrano y los bomberos de la Base Naval Puerto Belgrano.
Este evento fue el corolario de semanas de adiestramiento teórico y práctico. Durante las semanas previas, los nadadores que recalificaron debieron atravesar pruebas de preparación física en pista y pileta. También incorporaron conocimientos en primeros auxilios; además de prepararse para el control del miedo y la evaluación de riesgos y peligros. Entre los ejercicios realizados debieron afrontar salto de borda desde el destructor ARA “La Argentina”, así como una actividad nocturna donde se usó como plataforma la misma unidad.
El personal que recalificó revista en diferentes destinos de la Armada Argentina. Todos debieron cumplir con las medidas dispuestas por el protocolo de actuación por COVID-19, dividiéndose en 3 grupos que fueron rotando por los diferentes espacios de adiestramiento.
El Jefe de Curso de Capacitación del CITT, Teniente de Navío Gonzalo Millán, explica que lo más importante es lograr la motivación y sostener en el tiempo la vocación de cada nadador. En este sentido, explica que la recalificación es además una instancia de actualización, en donde se le propone al cursante renovar ese compromiso con la tarea, de una manera dinámica y contextualizada.
“El curso comienza con un trabajo de adaptación, un trabajo áulico donde se repasa lo teórico, técnicas de salvataje, primeros auxilios, RCP, abandono y supervivencia, técnicas de salto. En paralelo se realiza adiestramiento físico. Posteriormente, se toman pruebas finales de pista y pileta; se lleva a cabo un ejercicio de rescate nocturno, evacuación de herido a través de camilla flotante. Una vez aprobada esta etapa, se los habilita a rendir el ejercicio final, que consiste en simular un rescate en la ría con salto desde helicóptero e izado”, describió el Teniente de Navío Millán.
La actividad le permite, al personal que ha realizado el curso, mantener su condición activa como nadadores de rescate. Esta habilitación es anual y les permite cubrir puestos de guardia en buques de la Flota de Mar, en maniobras en cubierta y durante el desarrollo de operaciones en ejercicios específicos y combinados.
Gaceta Marinera