«Para finales de los setenta, cuando eras el Ayudante de nuestra Tropa, un sábado como hoy nos hubieras dado una clase de historia del scoutismo, para conmemorar que, en 1921, exactamente un 24 de abril, fallecía Warrington Baden Powell, hermano de BP y creador de los Scouts Navales, después de eso seguro que se venia un juego maravilloso como para fijar los conocimientos de esa clase de historia…
Detrás de aquella clase vinieron otras, y otras, y nos enseñaste nudos, las partes del bote, a cocinar comidas sencillas y menús elaborados, nos enseñaste a levantar una carpa bajo la lluvia, a construir un puente sobre el arroyo crecido, a disfrutar el calor del fuego en la guardia de las 2 a las 4 de la mañana, nos regalaste insignias que algunos no podíamos pagar, nos vigilaste cuando empezábamos a salir al boliche, nos escuchaste cuando teníamos algo que contarte, y nos regalaste tu consejo. Nos compraste la Coca cuando nos encontramos en la cancha, nos prestaste plata para ir al cine con la condición que después te contáramos la película. Nos enseñaste lo que era el honor de los scouts, lo que era la palabra empeñada, a ser responsables, a levantarnos cuando nos caíamos, y con tu ejemplo a manejarnos en la vida.
Has sido un padre, un maestro, un hermano mayor, un amigo de los cientos y cientos de pibes que la vida nos dio la oportunidad de compartir momentos con vos…
Y hoy un sábado 24 de abril, como aquel de la primera clase; miro este camino de vida que nos regalaste, recordándote a un año de tu partida al campamento eterno…
Recuerdos y añoranzas de buenos tiempos vividos, hacen que el dolor de tu ausencia sea mitigado por la alegría de tu recuerdo.
Y bajito “sin las manos en los bolsillos” como vos nos enseñaste tarareemos alguna estrofa de canciones olvidadas. Si, bien bajito para que no se nos quiebre la voz al repetir los versos del autor:
“Cantemos porque quizá el viento, nos lleve a aquellos que ayer se fueron,
…
y nos lleve junto a aquellos
que ayer caminaron juntos, al lado nuestro…”
¡Gracias Maestro Jorge Caldevilla! ¡Gracias por tanto Gallego!
Hoy guíanos para seguir adelante y no permitirnos caer…»