Un 29 de Mayo, pero de 1948, se llevó a cabo la primera operación de paz de la ONU, fecha en la que el Consejo de Seguridad autorizó el despliegue de observadores militares en Oriente Medio para formar el Organismo de las Naciones Unidas para la Vigilancia de la Tregua (ONUVT), a fin de vigilar el Acuerdo de Armisticio entre Israel y sus vecinos árabes. Se conmemora el Día del personal de Misiones de Paz, honrando también a la memoria de los 4.000 caídos en servicio en la historia de dichas operaciones.
Argentina aporta personal a las Naciones Unidas desde 1958, cuando envió observadores a Oriente Medio, y en la actualidad participa en 8 de sus 12 misiones vigentes. En 1974, se creó la misión para la Observación de la Separación o UNDOF por sus siglas en inglés (United Nations Disengagement Observer Force) de la que participa el Teniente de Navío Delgado, único argentino allí destinado.
A sus 32 años, el Teniente de Navío IM Joaquín Delgado Arca, es uno de los representantes que la Armada Argentina designó para tener la difícil tarea de supervisar el cumplimiento del acuerdo de cese de fuego entre Israel y Siria.
Apasionado por su trabajo, le toca convivir día a día con el riesgo en una de las zonas más hostiles del mundo. Sin embargo, lejos de los problemas geopolíticos que acontecen en la zona de Siria e Israel, nació en la tranquila ciudad costera de Pinamar; se crió rodeado de mar y es un apasionado por el deporte y por la lectura de todo tipo de libros.
Los días en la frontera
Los Altos de Golán son una meseta que se ubica en la frontera entre Israel, Líbano, Jordania y Siria. La mayor parte de su territorio está bajo ocupación militar israelí, y el resto del área se divide entre la UNDOF y Siria.
Desde principios de marzo de 1974, la situación entre las fuerzas de Israel y Siria se hizo cada vez más inestable y se intensificó el fuego armado. La Fuerza de las Naciones Unidas de Observación de la Separación (UNDOF) fue creada el 31 de mayo de 1974 mediante la Resolución N° 350 (1974) del Consejo de Seguridad de la ONU, tras la retirada acordada de las fuerzas de Israel y Siria del Golán.
Desde entonces, la UNDOF ha permanecido en la zona para mantener el alto el fuego entre las fuerzas de Israel y Siria y supervisar la aplicación del acuerdo de retirada.
Actualmente, el Teniente Delgado se desempeña como Oficial de Estado Mayor y Autoridad de Gestión Fronteriza de la UNDOF, en los Altos de Golán.
“Mis responsabilidades incluyen asesorar a las autoridades superiores de la sede UNDOF en todos los asuntos relacionados con el cruce de fronteras y el área de separación, organizando permisos y documentos especiales para los cruces entre Israel, Siria y Líbano”, explica.
Si bien no es la primera vez que participa en una Misión de Paz, ya que estuvo destinado como Casco Azul en la isla de Chipre, destaca la gran responsabilidad de ser el único argentino destinado en una de las fronteras más peligrosas del mundo: “Siempre estuve muy agradecido con la Armada; estar acá va de la mano de la responsabilidad que significa representar y llevar la bandera de mi país”.
“Tenemos muchas cosas de las cuales sentirnos orgullosos siendo argentinos”, dice mirando con emoción la bandera celeste y blanca que tiene colocada sobre su uniforme en su hombro izquierdo.
“Mi puesto de trabajo se va rotando entre Siria e Israel, lo que me permite tener un enfoque integral y dinámico en la gestión de los cruces fronterizos en la región. Me aseguro de mantener una comunicación fluida y efectiva entre todas las partes involucradas en nuestra misión”, agrega el Teniente de Navío Delgado.
La tarea de participar en un cruce humanitario conlleva una gran responsabilidad, y dentro de las actividades diarias que realiza se encuentran la entrega de prisioneros, heridos –e incluso- caídos en combate.
“Mi día a día implica coordinar y supervisar asuntos fronterizos, colaborar con colegas internacionales, asegurar una comunicación eficiente entre todas las partes involucradas en la misión y participar en cruces humanitarios en colaboración con la Cruz Roja”.
Cuando no se encuentra trabajando, Joaquín intenta desarrollar una rutina de gimnasio y la lectura, pero los sucesos diarios que ocurren por desarrollar su vida en una zona de alto riesgo a nivel mundial, lo hacen convivir con el peligro. Como la vez en que un misil explotó en proximidades de su habitación una madrugada a las 3 am: “Estaba durmiendo como cualquier noche, hasta que escuché un estruendo a 1 kilómetro de mi alojamiento”.
Participar en una misión de paz en las Naciones Unidas es todo un desafío que a la vez implica una adaptación de convivencia con personal de distintos países. El mismo Teniente de Navíoa Delgado expresa que “es un choque cultural convivir con todas las personalidades de los habitantes de distintas partes del mundo, pero la preparación que otorga la Infantería de Marina de la Armada Argentina es muy sólida”.
“Hay que tener respeto por el ambiente en donde uno se encuentra. El adiestramiento y profesionalismo que me dio la Infantería de Marina me preparó para este momento. Es duro, pero lo termino agradeciendo”, comenta.
La niñez en la costa
Hijo único de padres trabajadores, Joaquín creció entre playas, mar y las típicas comidas tradicionales marinas que llegaban a su mesa. Pasó la mayoría de sus tardes jugando fútbol en el club “San Vicente”, donde conoció a varios de sus amigos y emprendió sus primeras armas en los valores que lo formaron.
A sus 10 años, su padre decidió buscar un futuro mejor en los Estados Unidos de Norteamérica; pero no todo salió como lo esperaba y al año regresó. Sin embargo, con mucho positivismo, recalca que le sirvió mucho: “Gracias a esa experiencia, forzosamente tuve que aprender a hablar inglés en una escuela pública y eso me ayudó a tener el nivel que tengo hoy, sino fuera por eso hoy no estaría destinado acá”.
Durante los días en su barrio forjó lazos con su vecino, un coronel retirado, quién le recomendó ingresar a la Armada Argentina. Pasaba muchas de sus tardes leyendo novelas militares que le inculcó su padre, pero, no se decidió hasta que ese vecino lo convenció de ingresar a las Fuerzas Armadas para ser un Infante de Marina.
En 2008, mientras transitaba su último año de estudios secundarios, recibió la visita de la Armada en su escuela y decidió prepararse para rendir el examen de ingreso. Finalmente, luego de un último verano en la costa, comenzó su formación en la Escuela Naval Militar para cumplir su sueño de servir a la Nación.
A lo largo de su carrera participó de distintas comisiones navales. Trabajó como Jefe de Sección en los Batallones de Infantería de Marina N° 2 y 5, posteriormente fue designado como Jefe de Seguridad en el Cuartel General del Estado Mayor General de la Armada y en la Base Naval Mar del Plata.
Fue en 2015 cuando participó por primera vez de una Misión de Paz de las Naciones Unidas, donde fue Casco Azul en el rol de Jefe de Patrulla en Chipre y se le abrieron las puertas para desarrollar su habilidad en trabajo en equipo en un entorno internacional y desafiante.
Hoy, participa de esta misión de paz a miles de kilómetros de su ciudad natal. Aquellas tierras lejanas y tranquilas a las que apenas puede volver durante su licencia, pero bien sabe que siempre lo esperan. En el día del Personal de Paz de la ONU, destaca con orgullo y profunda emoción la inmensa responsabilidad de representar el país por el cual juró dar la vida: “Servir a la Patria es una vocación que nos impulsa a dar lo mejor de nosotros mismos, a trabajar en equipo y a contribuir al desarrollo y crecimiento de nuestra Nación, garantizando un futuro más seguro para las generaciones venideras. Ser parte de la Fuerza es un orgullo y me permite contribuir con la prosperidad de Argentina”.
Mar Adentro – Gaceta Marinera