Mientras los manifestantes intentaban avanzar hacia Plaza de Mayo, la policía trató de contenerlos a la altura de la intersección de avenida de Mayo y 9 de julio. Con el pasar de los minutos, comenzaron a registrarse incidentes entre las fuerzas y varios grupos de los presentes.
La convocatoria, que originalmente había surgido de grupos de jubilados autoconvocados, se amplió en las últimas semanas, ya que se sumaron sectores del feminismo y trabajadores de la salud, entre otras cosas.
La quita de medicamentos del PAMI, la eliminación de la moratoria previsional, el veto presidencial al aumento de haberes, la situación crítica del hospital Garrahan y el malestar generalizado por la crisis económica contribuyeron a que diversos sectores sociales decidieran sumarse a la protesta.
La concentración comenzó a las 15 en la Plaza Congreso, con columnas desplegadas sobre las avenidas Rivadavia, Callao y Entre Ríos. Para contener la protesta, el Gobierno desplegó un importante operativo de seguridad, que incluyó vallados reforzados, tal como sucedió en manifestaciones recientes.
El recuerdo de la represión en marchas anteriores generó preocupación entre los organizadores, quienes temían nuevos episodios de violencia bajo el protocolo antipiquetes del Ministerio de Seguridad, que ya produjo detenciones, heridos y uso de gas pimienta.
Las consignas más repetidas son la “defensa de la democracia”, el rechazo a los ajustes económicos y la denuncia de una supuesta persecución judicial contra la exmandataria. Desde sectores del kirchnerismo, afirmaron que “el pueblo va a salir a la calle”.
En paralelo a esta movilización, la Cámara de Diputados envió al Senado varios proyectos de ley que contemplan el aumento de jubilaciones, un bono para quienes perciben el haber mínimo, la prórroga de la moratoria previsional por dos años y la declaración de emergencia en discapacidad.
Fuente: Ámbito