El proyecto fue apoyado por 143 votos a favor de la La Libertad Avanza, el PRO, la Unión Cívica Radical, la Coalición Cívica, Encuentro Federal e Innovación Federal, y 87 votos en contra del kirchnerismo, que ya se había opuesto en 2016 y 2022 cuando se trató anteriormente en el Congreso. La Izquierda se abstuvo. Finalmente, en la revisión en la Cámara baja no se reincorporó la opción del casillero de la lista completa, como preveía el proyecto original y que sacó el Senado el 12 de septiembre pasado.
La BUP significará el fin de la multiplicidad de boletas partidarias en el cuarto oscuro. También terminará con las frecuentes maniobras y picardías asociadas a las boletas partidarias como el “voto cadena”; prácticas clientelares como su entrega junto a electrodomésticos, zapatillas o colchones; la falta o el robo de boletas en el cuarto oscuro; o directamente su sustracción de las urnas.
En las próximas elecciones nacionales, en lugar de recaer en los propios partidos políticos la responsabilidad de imprimir sus boletas – usualmente, las agrupaciones grandes imprimían entre dos y tres padrones completos – será el Estado el encargado de la confección de la única papeleta oficial que estará a disposición de los votantes. Así, cada partido tendrá el mismo espacio en la boleta y los candidatos estarán presentados de manera igualitaria. El Estado también se ocupará de imprimir los afiches con las listas completas de candidatas y candidatos propuestos por las agrupaciones para que sean desplegados en forma visible en los lugares de votación.
A su vez, los partidos políticos no dependerán de su capacidad logística y económica para distribuir las boletas adicionales a los locales partidarios y entre los votantes, o para custodiarlas en los centros de votación. Para fiscalizar, en las últimas elecciones nacionales, se necesitaron más de 100.000 voluntarios o militantes para garantizar las boletas partidarias en las 105.000 mesas ubicadas en las 17.400 escuelas y establecimientos desplegados en todo el país.
Así, la BUP permitirá “nivelar la cancha” para evitar ventajas de los oficialismos o de las agrupaciones con mayores recursos. En ese sentido, esta nueva modalidad de voto favorece a los partidos opositores, los minoritarios y a los más nuevos.
A su vez, la BUP elimina el “incentivo” a crear partidos políticos para cobrar los fondos de la Dirección Nacional Electoral destinados a la impresión de boletas, que terminan siendo “partidos Pyme” sin tracción de votos o que funcionan como sellos de goma. En 2023, hubo 27 candidatos a presidente en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), de los cuales sólo 5 terminaron compitiendo en las generales. En esas Primarias, cada precandidato que competía por el sillón de Rivadavia recibió $104 millones para imprimir sus boletas.
Por último, los defensores de la BUP destacan el menor costo de impresión en relación al de las múltiples boletas partidarias, y el impacto ambiental por la reducción en el uso de papel.
“En nuestro país, las elecciones funcionan, son limpias y justas. Y, sin embargo, como todo proceso, las elecciones son perfectibles. Como integrantes del colectivo ‘Boleta Única es Mejor’, desde CIPPEC celebramos la sanción de la ley. Ahora resultará central que se avance en una reglamentación sólida y participativa que garantice las mejores condiciones posibles para su primera implementación a nivel nacional”, afirmó Gala Díaz Langou, directora ejecutiva de CIPPEC. Esta ONG una de las organizaciones de la sociedad civil que vino impulsando la BUP desde 2009, junto a Poder Ciudadano, la Red de Acción Política, Conciencia y Ser Fiscal, entre otras.
Cómo funciona
Según los expertos, la BUP le permite a los votantes tener un mayor grado de libertad a la hora de elegir, ya que deberán marcar con una cruz los postulantes que deseen para las distintas categorías (presidente, senadores y diputados nacionales, parlamentarios del Mercosur), aún perteneciendo a diferentes partidos o alianzas. Vale aclarar que el sistema electoral no cambia, solo que hasta ahora, esa opción se podía ejercer cortando boletas. Para votar en blanco en alguna categoría, con la BUP se deberá dejar el casillero sin marcar.
La norma sancionada por el Congreso prevé que se imprima “una cantidad igual al número de electores correspondientes al padrón electoral, más un 5% adicional para reposición en caso de contingencias”.
El modelo de BUP aprobado es el mendocino, según el cambio dispuesto en el Senado que lo eligió por sobre el cordobés. Se lo priorizó porque contempla que los cargos aparezcan sobre el margen izquierdo y de manera horizontal, y los partidos o alianzas, en filas verticales. Tanto Mendoza como Córdoba vienen usando la BUP desde hace varias elecciones provinciales. También está vigente en Santa Fe, pero con una boleta única por separado para cada categoría.
Como el sistema se implementará solo para cargos nacionales, convivirá con los distintos sistemas electorales locales en las provincias. Así, cada distrito podrá mantener su actual sistema para la elección con la boleta partidaria de gobernadores, legisladores provinciales e intendentes, y a la vez, deberá usar la boleta única papel para elegir legisladores nacionales el año próximo, y presidente en 2027.
Para las provincias que ya tengan contemplado el uso de la BUP en sus elecciones locales, así como la posibilidad de simultaneidad y concurrencia, la norma establece que deberá usarse en urnas y papeletas separadas.
Cambios en la política
Pero no solo cambia la forma de votar, la BUP también tendrá impacto en la dinámica política. La conformación de las listas por parte de los partidos ya no será determinante para definir quiénes podrán ser electos. Tampoco bastará la tracción de un postulante conocido como cabeza de lista para garantizar el ingreso de diputados y senadores nacionales acordados en la “rosca” política, pero desconocidos para la gente.
La opción del casillero de lista completa incluía esa posibilidad, pero si bien había sido parte de la sanción de Diputados en 2022, fue excluido por el Senado para conseguir las 37 adhesiones requeridas por ser una ley electoral. Quienes resultan beneficiados con esta exclusión son los partidos provinciales, que suelen llevar lista corta de legisladores, sin candidato presidencial propio, y así buscan evitar el “efecto arrastre” del postulante a la Casa Rosada. El casillero de lista completa fue reclamado en el debate en Comisión y en el recinto de Diputados por diputados y diputadas de la UCR y del bloque de Encuentro Federal.
Tal como quedó aprobada, la BUP reducirá la influencia del aparato electoral tradicional y las prácticas clientelares. De hecho, el peronismo defendió históricamente la boleta partidaria como “una herramienta de militancia electoral”. La campaña dependerá así, más de la comunicación directa y llegada a los votantes con propuestas, y menos del control territorial el día de la elección.
A su vez, las lealtades y alineamientos partidarios se verán afectados, al no estar ya “enganchadas” las boletas de los candidatos a presidente, gobernador, diputados y senadores.
Las críticas
Los que critican la BUP advierten que en los distritos con mayor cantidad de postulantes no aparecerán todos los nombres de los candidatos a diputados nacionales en la papeleta, lo que conspira contra su promocionada transparencia. La norma prevé que, para los aspirantes a la Cámara baja, la boleta “deberá contener como mínimo los nombres y apellidos de los cinco primeros candidatos y candidatas de la lista, a excepción de los distritos que elijan un número inferior en cuyo caso se consignarán el total de los candidatos y candidatas. En todos los casos se incluirá la fotografía color de las primeras dos candidatas o candidatos titulares”.
También sostienen que muchos votantes podrían encontrar confuso el uso de la BUP, especialmente si los nombres de los postulantes son muchos en una única papeleta, de gran tamaño. Esto también podría resultar en un mayor número de votos en blanco o nulos.
Asimismo, consideran que favorece la personalización de la política, en detrimento de los partidos, y que la boleta única debilita la solidaridad electoral entre miembros de una misma fuerza o alianza, y promueve la fragmentación partidaria en el Congreso, dificultando la gobernabilidad.
Fuente: Infobae