Ahí pone el foco el último informe de la consultora LCG y también Quantum, de Daniel Marx. La primera dice directamente que se está viendo un patrón en el consumo de la gente con tarjeta de crédito: «Primero, (se ven) cada vez más cancelaciones de montos apenas arriba del mínimo, y luego ni siquiera llegando al mínimo (mora). Las tasas que se pagan por ese saldo son de las más altas del mercado y pueden superar el 90% nominal anual.
¿Por qué la gente no paga la tarjeta? Porque ese «préstamo» que es la tarjeta y que a las familias les está resultando fundamental para sostener el consumo, «comenzó a tener un gran peso al compararlo con un salario que no termina de despegar», dicen en LCG.
«Con relación al salario, los préstamos personales mostraron una acelerada suba respecto del piso mínimo de abril de 2024, mientras que el financiamiento vía tarjeta de crédito ya se encuentra en máximos. En este contexto, luce razonable que las familias estén teniendo dificultades para pagar sus deudas», agregan.
Para los economistas de la consultora, esta situación «posiblemente anticipe una mayor desaceleración en el crecimiento de los préstamos a familias y comience a generar dudas sobre la capacidad de seguir sosteniendo el aumento del consumo en los próximos meses».
La morosidad de las familias aumentó un 46% en abril (último dato disponible) contra noviembre pasado. La de las empresas también subió, pero menos (39%). «La cartera irregular total (sobre los préstamos al sector privado) fue 2,2%, pero la de las familias era 3,7% y de las empresas 0,9%», detalla la consultora Quantum.
Y coincide con LCG: «La cartera de mayor irregularidad fue la de préstamos personales, alcanzando el 4,6% del total de esos préstamos. Comparado con noviembre de 2024, el mayor aumento relativo de la mora se observó en las financiaciones de tarjeta de crédito -pasó de 1,6% a 2,9%».
Fuente: Clarín