En el año de la pandemia, 34 millones de personas en el mundo perdieron sus empleos en América Latina. En todos los países, las mujeres lo sufrieron con mayor intensidad. En Argentina, casi 2 de cada 10 que busca empleo no lo encuentra. Es una cifra esperable para la magnitud de la crisis que atraviesa el mundo. Sin embargo, hay otra variable a la que habría que prestar atención. Por primera vez en muchos años, se redujo la tasa de actividad (personas que tiene empleo o buscan uno).
La actividad económica se recupera pero la sobrecarga de tareas puertas adentro de las casas producto del cierre de las escuelas, de los sistemas sanitarios desbordados y los salarios menguados no cesa. Cayó el empleo pero aumentó el trabajo de quienes cuidan (el que no se reconoce, el que no se paga).
Estos cuerpos agotados cargan, como advertencia, con la cifra más pesada del año: los 54 femicidios. 54 nombres propios. Uno tras otro en lo que va de 2021. Y así, al igual que en octubre de 2016, cuando se convocó el primer paro feminista en Argentina tras el femicidio de Lucía Pérez, violencia patriarcal y crisis económica se conjugan. Son engranajes necesarios de un mismo sistema: el capitalismo patriarcal.
Hubo movilizaciones por Úrsula Bahilo en todo el país, por Guadalupe Curúa en Villa La Angostura, por Ivana Módica en Córdoba. Así fue febrero, mes en el que empieza a agitarse el paro feminista.
Además de cientos de colectivas, organizaciones y partidos políticos, esta tarde llaman a concentrarse en las inmediaciones de Plaza Congreso todas las centrales de trabajadorxs: Corriente Federal de Trabajadores en la CGT, CTA autónoma, CTA de los trabajadores, CGT, UTEP, CCC y CNCT. A las 9 de la mañana darán una conferencia de prensa.
Aunque les moleste
A diferencia de los últimos cuatro años, esta vez no veremos desfilar a las tantas columnas de sindicatos, organizaciones políticas y sociales que solían amontonarse por las tres arterias que desembocan en la Plaza de Mayo ni en ninguna de las principales avenidas del país. Sin embargo, el quinto paro feminista internacional se hará sentir igual. En tiempos de pandemia no sólo se actualizan las consignas y las demandas. También se reinventan las herramientas.
El debate sobre si podía o no convocarse a un paro con movilización fue arduo y tuvo distintas resoluciones en cada ciudad. Aún con la necesidad de mantener distanciamiento, el espíritu callejero y de lucha que sudan los feminismos en Argentina sigue intacto y hoy habrá concentraciones, movilizaciones, manifestaciones artísticas en cientos de lugares porque sobran los motivos para parar.
En los días previos, además de movilizaciones para pedir justicia, hubo también asambleas y encuentros, aunque más reducidos, en los que se tejieron los documentos que serán leídos en distintos puntos del país. Mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, intersex y no binaries harán oír demandas que nacen de la rabia. Rabia porque los femicidios no paran, porque ya éramos les más afectades por la falta de trabajo y los bajos salarios y todo eso empeoró con la pandemia. Rabia porque las palabras mujer y cuidados se siguen oyendo siempre juntas, como si se tratara de un matrimonio por obligación e indisoluble. Como si se tratara de un destino biológico.
Rabia porque ser trans todavía es convivir con el miedo a una muerte joven: la expectativa de vida es de 36 años. Rabia porque ser mujer, negra y migrante es estar condenada a engrosar las estadísticas de pobreza. Rabia porque el tutelaje sobre los cuerpos feminizados no terminó al aprobarse el aborto legal. Gorda, puta, negra fueron insultos y ahora son orgullo. Se fastidian por la presencia pública y a la luz del día de quienes se sienten locas y libres. Por los discursos disonantes. Por el lenguaje (y la vida) no sexista. Molesta la e, molesta la larga lista de identidades que se seguirá ampliando hasta que quepan todes. Se para para cambiarlo todo. Y eso es, en definitiva, lo que molesta.
Ante la emergencia social, el feminismo es esencial
Para los feminismos pensar y tramar estrategias de cuidado es un trabajo cotidiano. Todas las convocatorias ponen énfasis en la necesidad de extremar los cuidados. Recomiendan moverse sólo en burbujas de contactos cercanos, evitar el transporte público, usar tapabocas y mantener la distancia (“distancia de un pañuelo extendido”).
“Ante la emergencia social, el feminismo es esencial” dicen en el Estado español y resuena en simultáneo en este continente. Fueron les trabajadores con salarios más bajos les que estuvieron en la primera línea: repartidores de plataformas, trabajadores de la salud, cuidadoras, trabajadoras rurales. Fueron los trabajos no remunerados en las casas y en los barrios los que no pararon nunca. “Nos declaramos en huelga desde todos los espacios que habitamos y frente a todas las actividades que realizamos día a día”, lazan las chilenas de la Coordinadora Feminista 8M junto a una lista con más de cien formas diferentes de participar.
A las 16hs frente al Congreso la Unión de Trabajadores de la Tierra y el colectivo Ni Una Menos convocan a un #VerdurazoFeminista. “La pandemia fortaleció a las corporaciones y el extractivismo. La agroindustria no nos alimenta y destruye cada día el medio ambiente donde vivimos. La inflación especula financieramente con lo que comemos. Necesitamos un modelo agroalimentario con participación de las mujeres agricultoras, que garantice el acceso a la tierra”, dice el comunicado.
También se hará presente en Congreso el feminismo villero. El sábado hubo encuentros simultáneos en Soldati, Villa 31 y 31bis, Bajo Flores, Villa 21-24 y Zavaleta y Ciudad Oculta. En asambleas, pegatinas y caravanas se hizo oír fuerte el reclamo contra la urbanización excluyente del gobierno de Larreta. Hace tiempo que denuncian que las madres solteras son las que más dificultades tienen para conseguir un techo. Se les niegan los alquileres, viven endeudadas y al borde del desalojo. Por eso exigen urbanización y políticas de vivienda con perspectiva feminista.
En Neuquén y Rosario habrá marchas que terminarán con festivales al aire libre. Por segundo año consecutivo, el MMGyD llevó adelante el ciclo “Nosotras movemos el mundo” por el que pasaron cientos de referentes y artistas que debatieron sobre la extensa agenda feminista. Hubo shows en distintos lugares del país, como el de Julieta Laso en Salta, Hilda Lizarazu en Ushuaia y otros tantos como el cancionero curado por Susy Shock y Javiera Fantín, “nuestrans canciones”. Todas las actividades pueden verse online en el canal del Centro Cultural Kirchner.
Lo esencial no es invisible, está invisibilizado
En Argentina, la salida laboral más frecuente para las mujeres es el trabajo en casas particulares. Son una de cada cinco entre las que tienen un empleo. Y ocho de cada diez empleadores los que evaden sus responsabilidades. El 20% restante, en muchos casos no conoce sus obligaciones, como por ejemplo, que deben brindar “desayuno, almuerzo, merienda y cena, en función de la modalidad de prestación contratada y la duración de la jornada”.
Durante el aislamiento abundaron los relatos de millonaries desesperades porque “sus mucamas” volvieran a trabajar. Se las expuso a contagios, se las cambió de categoría sólo a los fines de conseguir permisos para que puedan circular ¿Qué pasó con el empresario que quiso entrar a su barrio privado con la empleada escondida en el baúl? ¿Y con la funcionaria que durante años no pagó los aportes de la niñera de sus hijes y hace poco le ofreció un cargo como empleada administrativa para que el Estado cubra ese sueldo?
Las organizaciones sindicales del sector tienen representación en la Comisión encargada de regular su régimen especial de contratación, pero la mayoría la tiene el Ministerio de Trabajo que apenas se encarga de actualizar el salario. Aún para quienes están registradas, todavía falta: fondo de desempleo, bono para cuidadoras, antigüedad, presentismo, viáticos obligatorios, campañas que incentiven el registro, líneas telefónicas específicas para denunciar abusos, jubilación anticipada por ser trabajo insalubre y un etcétera infinito de reclamos urgentes que se oyen pero que no han pasado aún los cánticos ni a las consignas masivas. La Unión de trabajadoras domésticas y afines (UTDA) junto a AMUMRA formaron parte del armado del paro y convocaron al Congreso.
Una de las demandas más fuertes durante el 2020 fue la de las promotoras de género y las trabajadoras de los comedores populares. A pesar del rol fundamental que cumplen a diario en los barrios todavía no perciben salario por su trabajo. Hay proyectos de ley que proponen su reconocimiento tanto a nivel nacional como en las legislaturas provinciales.
A las trabajadoras sexuales, en plena pandemia, se les negó la posibilidad de estar inscriptas en el registro de la economía popular para acceder a derechos básicos. Además, las medidas de aislamiento sirvieron como excusa para criminalizarlas. Hoy, las putas también paran.
Buenas noticias
Entre tantas malas noticias, habrá que hacer lugar para festejar las últimas conquistas. El decreto 70/2017 con el que Macri echaba migrantes fue derogado el viernes pasado tras años de reclamos por parte de las organizaciones feministas y de derechos humanos.
#NingunaPersonaEsIlegal, #MigrarNoEsDelito y #NiUnaMigranteMenos fueron las consignas con las que se habían articulado las campañas que finalmente lograron su cometido.
El decreto que estableció un Cupo laboral Travesti Trans para los organismos del Estado fue otra alegría del 2020. Lo firmó el Presidente hace poco más de siete meses. Todavía no hay datos sobre la cantidad de puestos cubiertos pero sí se sabe que unas 4000 personas se inscribieron en el registro público voluntario.
Hay dos cuestiones sobre las que el MMGyD trabaja para evitar que se reproduzcan esquemas de privilegios contrarios al espíritu de la política: el requisito de haber cursado estudios secundarios y no tener antecedentes penales y que hoy complica sobre todo a la población de mujeres trans y travestis, las más criminalizadas y pauperizadas.
Mientras, en la Cámara de Diputados ya hay un proyecto con dictamen de comisiones que espera para ser tratado en el recinto. Es un proyecto que amplía el cupo más allá del Estado: incluye créditos para emprendimientos autogestivos de personas travestis, trans y no binaries y ofrece reducción de cargas sociales para aquellos privados que les contraten. Por otro lado, suspende los requerimientos de terminalidad educativa y falta de antecedentes penales. Por el momento no alcanzan los votos para aprobarlo en el recinto porque
Cambiemos no lo apoya.
Otra cuestión que se espera poder festejar pronto es la creación del Sistema Nacional de Cuidados. El MMGyD presentará a mediados de año un anteproyecto resultado de un proceso de debate con organizaciones de todo el país. Incluirá novedades sobre ampliación de espacios de cuidado públicos y políticas destinadas a promover la corresponsabilidad. Un tema que requiere modificaciones urgentes y que promete ser revisado en esta misma ley es el régimen de licencias por xaternidad. Distintos colectivos de trabajadoras piden que no sólo se tenga en cuenta a les trabajadores registrades sino que pueda contemplar también la situación de quienes no cuentan con un empleo formal.
Si es patriarcal, no es justicia
Uno de los principales reclamos de la fecha será, una vez más, que paren de matarnos. Se exige una reforma judicial feminista porque es evidente que el Poder Judicial es incapaz de proteger a las víctimas. Las quince denuncias de Úrsula no sirvieron para evitar que su ex novio, integrante de la policía, la asesinara a pesar de la orden de restricción que debía cumplir. Hoy esas medidas se piden en el fuero civil y las causas continúan por el fuero penal. También faltan patrocinios gratuitos, abogades en todo el país que puedan acompañar las causas y lo hagan con perspectiva feminista. Lo mismo corre para jueces y fiscales. Siguen repiténdose los fallos que dan cuenta de la total falta de formación en temas de género. En otros casos, no se trata de falta de formación. Es convicción patriarcal la que les lleva a fallar a favor de femicidas, amparados en cargos para los que nadie los vota, como destacó Cristina Fernández en su declaración de la semana pasada ante la Cámara de Casación ederal.
La perspectiva feminista hace falta en todo el proceso: en la recepción de denuncias que no puede quedar en manos de la policía, en la protección de las víctimas que requiere de todos los niveles del Estado y en la persecución de los agresores. Por último, aunque debería ser lo primero, promover la autonomía económica es fundamental para poder dejar los círculos de violencia. Por eso exigir justicia feminista no es pedir cárcel y perpetua a los femicidas. Es, antes que nada, garantizar protección, ingresos y una vivienda a quienes sufren
violencia. No se pueden aceptar dilaciones en la aplicación de programas importantes como el Programa Acompañar, creado por el MMGyD en el marco del Plan Nacional de Acción contra las violencias por razones de género, que garantiza un salario mínimo durante 6 meses.
Vida digna para todes
Todavía hace falta explicar que el feminismo es mucho más que mujeres, lesbianas, travestis, trans ocupando lugares que antes nos eran vedados. Nadie creyó que las políticas de Inglaterra fueran feministas cuando asumió Margaret Thatcher ni tampoco que el Fondo Monetario Internacional lo sea por tener a una mujer en su presidencia.
Los feminismos, en plural, constituyen un movimiento político que, alrededor de la huelga internacional, en los últimos años viene complejizando la idea de trabajo y los criterios por los que este mundo decide pagar o no pagar un salario, asignar vivienda, proteger el ambiente. Es un movimiento que denuncia la precarización de la vida y lo hace de una manera situada, a partir de los conflictos concretos. Hoy en Argentina volverá a leerse en pintadas y carteles: ¡vivas, libres y desendeudadas nos queremos!
Del día de la mujer al paro feminista internacional
El 8 de marzo se había convertido, al menos en Argentina, en una fecha rutinaria en la que unas pocas organizaciones marchaban para conmemorar el día de la mujer trabajadora mientras la gran mayoría aceptaba su devenir comercial. Un día para dar rienda suelta a la galantería en el que los hombres regalaban flores y bombones, los sindicatos deseaban felicidades y los restaurantes aprovechaban para ofrecer menús especiales para mujeres.
La historia reciente, esa que se deja escribir con minúsculas y que tiene como protagonistas a tantos personajes anónimos, cambió en octubre de 2016, a poco más de un año de la primera movilización bajo la consigna #NiUnaMenos. Después del Encuentro Nacional en Rosario al que asistimos más de 90.000 mujeres, lesbianas, travestis y trans, la noticia del femicidio de Lucía Pérez en Mar del Plata agitó una consigna que daría la vuelta mundo: “si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras”.
Hacía pocos días que las feministas polacas habían convocado a un paro para frenar una ley que pretendía criminalizar el aborto en todos los casos. La noticia llegó a Argentina ¿y si paramos?
La asamblea para preparar esa primera huelga feminista local se convocó en una sede de la CTEP (Confederación de Trabajadorxs de la Economía Popular) en Constitución. No fue casualidad que fuera ahí, con compañeras a las que se insiste en no llamar trabajadoras.
En esos encuentros se pensaron estrategias para parar en todos lados. Dijimos trabajadoras somos todas, consigna que resume la potencia del feminismo para interpelar a quienes todavía piensan que el trabajo no remunerado no es trabajo, a quienes creían que sólo podía convocarse a un paro desde los sillones de las centrales obreras conducidas históricamente por varones. Fue así que se tejió, el 19 de octubre de 2016, el primer paro al gobierno de Mauricio Macri.
A la cuerda que conectó Argentina con Polonia se sumaron más de 55 países con los que se acordó una acción internacional para una fecha compartida por todas: el 8 de marzo. “Nosotras movemos al mundo. Ahora lo paramos”. Fue el día que en 1975 la ONU eligió para conmemorar a las obreras textiles que murieron mientras reclamaban mejores salarios y condiciones de trabajo dignas en una fábrica en la ciudad de Nueva York. Pero ese evento no se sabe si ocurrió en 1855, en 1907 o en 1911, cuenta la historiadora de la Universidad de Buenos Aires, Gabriela Mitidieri. Hay otros, mejor documentados, que sugieren que el inicio habría sido un Encuentro Internacional de Mujeres Socialistas en Copenhague (agosto 1910) en donde Luise Zietz propuso la celebración de un Día Internacional de la Mujer al año siguiente. Pero ya tres años antes, la Sociedad de Mujeres Socialdemócratas de Nueva York había organizado un mitín masivo por el sufragio de las mujeres, -esta vez sí- un 8 de marzo de 1908.
“La Historia es un terreno político por el cual luchar: los sentidos que nos ayudan a explicarnos mejor el presente y a tender o no un puente con las luchas que nos precedieron se construyen en esa historia que se narra, que nos narramos. Entonces, sea cual sea el origen con el que decidamos emparentar esta fecha, los diversos posibles comienzos del día de la mujer nos sirven para tender esos puentes necesarios, para insertarnos en una tradición de lucha en la que poder reconocernos, que es fuente de inspiración y con la cual discutir”, concluye Gabriela.
Fuente: Página 12