El promedio móvil de los últimos doce meses (febrero ’24-enero ’25) muestra un descenso aún mayor, con un consumo de 47,8 kilos anuales por habitante, lo que representa una caída del 8,1% interanual, el nivel más bajo en tres décadas. A la par, la producción de carne vacuna también sufrió un leve retroceso: en enero se generaron 263,8 mil toneladas res con hueso, un 1,5% menos que en el mismo período del año anterior. Esta disminución se debe a la menor cantidad de cabezas faenadas, compensada parcialmente por un aumento en el peso promedio de los animales.
El informe destaca que, asumiendo exportaciones estables, el consumo interno habría sido de 185,9 mil toneladas res con hueso, un 2,1% inferior al registrado en enero de 2024, lo que implica una reducción de casi 4 mil toneladas. Entre los factores que explican esta baja están la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y el precio elevado de la carne, lo que llevó a los consumidores a optar por cortes más económicos o a sustituir la carne vacuna por pollo, cerdo y productos vegetales.
En contraste, las exportaciones de carne vacuna alcanzaron un récord en 2024, con 629.949 toneladas peso producto (tn pp), un 11,8% más que en 2023. Sin embargo, en diciembre se registró una caída interanual del 8,4%, con una fuerte reducción en los envíos a China (-22,7%), aunque compensada por mayores ventas a Israel, EE.UU. y Chile.
A pesar de la caída en el precio promedio pagado por China, el crecimiento en las exportaciones permitió que los ingresos totales de 2024 aumentaran un 8,6%, alcanzando los 2.829,4 millones de dólares. Así, mientras la carne argentina se afianza en el mercado internacional, el consumo interno sigue en declive, reflejando el impacto de la crisis económica en los hábitos alimenticios del país.
Fuente: DIB