Luego de su estadía en Harvard, donde fue invitado a un seminario sobre educación superior en la era digital, el doctor Daniel Vega estuvo la semana pasada en otro destino inusual: viajó a la Antártida para participar en una reunión especial que el Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICYT) del Ministerio de Ciencia y Tecnología realizó en la Base Marambio. Dicha sesión del CICYT se llevó a cabo en adhesión a los 40 años del conflicto bélico de Malvinas y como forma de reafirmar la soberanía sobre dichas islas, las Georgias y Sandwichs del Sur y los territorios oceánicos y marítimos adyacentes. Estuvo encabezada por el Ministro de CyT Daniel Filmus y su par de Defensa Jorge Taiana
Vega partió el miércoles desde el sector militar de Aeroparque hacia Río Gallegos, y luego de pasar la noche en la Base Aérea Militar de esa localidad patagónica abordó el Hércules C 130 que hace el trayecto desde allí hasta el mayor asentamiento argentino en la Antártida. “La convocatoria fue una sorpresa y también una satisfacción muy grande. El principal organismo asesor de ciencia sesionando en la Antártida en adhesión al aniversario de Malvinas que se cumple este año es toda una declaración de nuestro reclamo irrenunciable de soberanía, y también del compromiso de nuestro país con el Tratado Antártico, firmado por una docena de países -entre ellos Argentina- que estableció que la Antártida será una reserva natural, consagrada a la paz y a la ciencia”, remarcó el rector.
El viaje al lugar más inhóspito, menos accesible y más aislado del Planeta nunca está exento de dificultades: todo dependió del clima –que varía a cada hora y es determinante para la ida y la vuelta- y de una rigurosa planificación. “Tuvimos que certificar todas las vacunas que tenemos aplicadas, informar las cirugías y hasta los talles de ropa, para que la organización prepare los trajes especiales”, contó el rector. La Antártida es el último continente alcanzado por los seres humanos. A diferencia del Ártico, carece de habitantes autóctonos o permanentes y de comunicación terrestre. El viaje en avión dura casi 4 horas y en barco varios días, y dependen en gran medida del clima.
Un sismógrafo de regalo
Entre el equipaje limitado que se permitió cargar a los participantes el rector llevó un sismógrafo fabricado por estudiantes, docentes y no docentes de la carrera de Geofísica de la UNS que fue donado al personal científico de la Base. “Se trata de un sismógrafo educativo construido en la cátedra Laboratorio I de la carrera Geofísica, a cargo del doctor Walter Cravero. Además del uso que se podrá darle, nos pareció un símbolo que como parte del equipamiento científico de las instalaciones argentinas en la Antártida también haya un equipo construido por estudiantes de una universidad pública”, explicó Vega.
La actividad científica nacional en la Antártida se desarrolla en campamentos desplegados en las bases argentinas. Hay seis bases permanentes: Marambio, Carlini, Orcadas, Esperanza, San Martín y Belgrano II; y siete bases temporarias, bautizadas como Brown, Primavera, Decepción, Melchior, Matienzo, Cámara y Petrel. También se trabaja a bordo de buques de investigación y en cooperación con proyectos científicos extranjeros.
El CICYT es el principal organismo de coordinación del sistema científico argentino, y está integrado por representantes de rectores y rectoras, del CONICET, el INTA, el INTI, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), el Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), el Instituto Nacional de Desarrollo Pesquero (INIDEP) y otros. Tiene como objetivo el contribuir a fortificar y mejorar la relación entre las instituciones de ciencia y técnica y sus integrantes con el aparato productivo del país y con la sociedad en general.
Prensa UNS