“Lo que está pasando era previsible”, afirmó en diálogo con Splendid AM 990. “Todos sabemos que en invierno la demanda de gas aumenta, como en verano la de electricidad. Sin embargo, el Estado no le ‘sopló la nuca’ a las petroleras, que redujeron envíos por el Gasoducto Néstor Kirchner sin que nadie se preocupara. Las plantas compresoras no están listas, las contratistas privadas no son supervisadas, y la obra pública no se termina porque directamente se desprecia”, explicó Rebasa.
Para el especialista, lo ocurrido es la consecuencia directa de una “tormenta perfecta” en la que el Estado decidió desentenderse de su rol. “Encima, en medio de esta crisis, desregulan el precio de la garrafa, el único recurso de los hogares más humildes que no tienen gas por red. Es una política criminal”, disparó.
El impacto del desfinanciamiento y la falta de control estatal no se queda en los hogares: también afecta a la industria. Mendoza, Córdoba, La Pampa, Río Negro, Neuquén, San Juan y varias zonas del conurbano bonaerense padecen cortes de suministro, incluso a industrias con contratos interrumpibles. “Si la actividad estuviera a pleno, estaríamos directamente en el horno”, alertó Rebasa. Y advirtió que en el verano podrían repetirse los mismos problemas, pero con la electricidad.
Además, denunció la paralización de una obra clave: una línea de alta tensión financiada por China en el Gran Buenos Aires. “Eran mil millones de dólares para evitar apagones masivos. Se cayó todo y el privado no la hace. El verano que viene, prepárense”, avisó.
Fuente: NA