Inés Corbalán es oriunda de El Manantial, en la pequeña localidad tucumana de Lules. Nació hace 48 años y con casi 30 de servicio, recuerda con orgullo sus inicios en la Institución, los destinos transitados y el personal que conoció en cada lugar.
Es la más chica de tres hermanas mujeres, y la única que al finalizar el secundario decidió inscribirse en la Delegación Naval de Tucumán, luego de una conversación que mantuvo con unos vecinos que pertenecían a la Armada.
“Creo que mi decisión también fue un acto de rebeldía, porque no quería ir a la universidad como esperaban mis padres”, confiesa Inés. “Le dije a mi papá que me iba a anotar en la Armada y me pidió que termine el cursillo de Ciencias Económicas que hacía, porque si no ingresaba podía continuar con esa carrera”, recuerda.
En la Delegación de Tucumán le explicaron acerca de los trámites y la documentación que debía presentar: “Me hablaron en términos generales y todo era desconocido para mí. Una vez que tomé la decisión me preparé durante todo el verano de 1995 para rendir el examen de ingreso a la Escuela de Suboficiales de la Armada”.
“Recuerdo que llegamos a la escuela una mañana, muy temprano; nos esperaban con mate cocido y empezaron a hablarnos con términos marineros”, relata. “Ese año fue todo aprendizaje, no había tiempo de pensar en nada que no sea preparar las cosas, levantarse temprano, y adaptarse a los horarios de las actividades”, asegura.
Al año egresó con la jerarquía de Cabo Primero y la especialidad de Mecánico de Sistemas Artillera.
Su primer destino fue el Taller de Armas Navales del Arsenal Naval Puerto Belgrano, al sur de la provincia de Buenos Aires, donde permaneció hasta 2001 y vivió los mejores años de su juventud, logrando buenos compañeros y amigos. Luego, fue destinada al Servicio de Hidrografía Naval como Encargada de la Sala de Armas.
Su carrera naval también la llevó por el Batallón de Seguridad del Estado Mayor General de la Armada (EMGA), donde interactuó en esa oportunidad con Infantes de Marina: “Aprendí mucho de ellos; son muy buenos compañeros y tienen un sentido de pertenencia muy fuerte”.
También estuvo en el EMGA y luego, en las nuevas instalaciones de la Escuela de Suboficiales de la Armada en la Base Naval Puerto Belgrano. “Una experiencia totalmente distinta a la vivida cuando fui aspirante”, describe.
En 2010 embarcó en el destructor ARA “La Argentina” y luego se casó con Lucas Caballero, con quien comparte el ámbito naval porque es Capitán de Corbeta Cartógrafo en el Servicio de Hidrografía Naval. “Es una de las cosas más lindas que he vivido en la Armada, porque mi marido me acompaña y sostiene siempre”, asegura.
Inés Corbalán considera que cada destino naval es especial: “En cada uno aprendí algo, en aquellos donde no ejercí mi especialidad crecí en el aspecto administrativo y desarrollé un trato más afín con las autoridades. Rescato al personal que conocí en la Institución, porque significa algo que no tiene precio; en todos los destinos de la Armada me han rodeado excelentes personas”.
En 2022 llegó a su destino actual en el patrullero ARA “King”, donde se desempeña como Encargada del Cargo Artillería: “Ser encargada es una linda función que conlleva mucha responsabilidad y un compromiso constante, en la que siempre se está articulando con todos, y todos aportan al bien común”.
Respecto a la dotación, afirma: “Hemos logrado conformar un grupo homogéneo que tira para el mismo lado, con la premisa de construir y sumar”.
Se refirió también al trabajo en su última Campaña Sanitaria Fluvial al Chaco, la segunda que realizó en su carrera. “Durante la campaña se colabora con personas que no tienen acceso a la salud al vivir a orillas del río y lejos de los centros de atención; hasta que uno no lo vive, no toma conciencia de sus condiciones y situación”, enfatiza.
De la tierra tucumana al mar
Extraña sus pagos tucumanos a los que asiduamente regresa, aunque admite que su lugar es donde se encuentra en este momento. Sus padres la educaron a ella y a sus hermanas “totalmente libres, con la única condición de que todo en la vida se consigue con esfuerzo, estudio y trabajo”.
Lejos de su Manantial natal, Inés actualmente vive con su marido en Villa del Parque, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y relativamente cerca del Apostadero Naval Buenos Aires donde se encuentra el patrullero ARA “King”.
Apasionada al deporte desde chica, procura ir a trabajar en bicicleta y recorre 14 kilómetros hasta su destino naval; cuando el clima y el tránsito se lo permiten. “Lo disfruto mucho y considero que la actividad física va de la mano con muchas otras cosas buenas: gente maravillosa, metas y desafíos a superar. El deporte es compañerismo”, reconoce.
De su provincia recuerda su paso por la escuela primaria “San Martín” y la secundaria “Presidente Urquiza”, ambas ubicadas en San Miguel de Tucumán: “Es que El Manantial queda muy cerquita de la capital. Papá viajaba todos los días porque trabajaba en el correo y mamá fue modista”.
Si bien sus padres fallecieron, cuando viaja a Tucumán se encuentra con sus hermanas y sobrinas, la mayor es profesora de literatura y la del medio, instructora en educación física.
Inés guarda los mejores recuerdos de su infancia, cuando jugaba afuera de casa, andaba en bicicleta y permanecía durante horas en la plaza del barrio: “Tengo muy lindos recuerdos, tuve la suerte de jugar en la vereda, y lo que más recuerdo son las juntadas en familia en la casa de mi abuela, llenas de mujeres porque somos mayoría”, concluye con alegría y nostalgia.
Lic. María Silvina Rosas – Mar Adentro – Gaceta Marinera