Como lo informábamos ayer, la fiscalía pidió penas de 10 años de cárcel para Juan Carlos Curzio, Osvaldo Pallero, Héctor Ángel Forcelli y de prisión perpetua para Raúl Roberto Aceituno en el marco del juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos por los integrantes de la Triple A.
El fiscal Pablo Fermento explicó esta mañana en diálogo con Radio Altos que los cuatro imputados llegaron al juicio acusados de asociación ilícita y que solamente en el caso de Aceituno se logró hallar pruebas para vincularlo con el asesinato del estudiante de la Universidad Nacional del Sur David Watu Cilleruelo cometido el 3 de abril de 1975 en uno de los pasillos del edificio de Av. Alem de la casa de altos estudios.
“Se pudo determinar que en algunos asesinatos participaron integrantes de la asociación ilícita, actualmente fallecidos. Pasaron 45 años de estos hechos y determinamos que se utilizaron vehículos de la propia organización para trasladar a los asesinos”, detalló.
En particular, y para argumentar por qué de los cuatro imputados sólo a uno le imputan un homicidio, señaló que ser parte de la organización ilícita no acredita que esa persona haya participado de alguno de los asesinatos que se cometieron en nuestra ciudad en manos de la Triple A.
“Reconstruimos solamente en el caso de Aceituno su participación en la muerte de Cilleruelo. Y dejamos establecido que había un patrón de actuación en grupo de 4 y hasta 7 personas”, agregó.
En el caso de Aceituno indicó que quedó acreditado que fue uno de los tres agentes que formó parte del grupo que llegó al edificio de la UNS en Av. Alem y le disparó a Cilleruelo por la espalda. “Fue una secuencia desde que dejaron el rectorado, fueron a la UNS y regresaron al rectorado que duró entre media hora y una hora según recreamos con testimonios y documentación”, precisó.
Fermento, quien trabaja desde 2013 en la causa, opinó que el juicio a los integrantes de la Triple A tiene “un carácter colectivo” no sólo por lo que declaran testigos y porque hay presencia de protagonistas directos de aquella época, sino por lo que ha generado en el resto de la sociedad.
En ese punto, mencionó los mensajes que quienes fueron siguiendo las audiencias a través el canal de YoutTube de la UNS fueron dejando. “Hay muchos comentarios de la gente de esa época, de lo que fue Bahía Blanca esos años. Hablaban de una ciudad asolada, de que existían “dueños de la vida”. La forma en que había que conducirse y transitar por la ciudad, evitando lugares oscuros y no pasando por la sede de la CGT en Mitre y Rodríguez”, expresó.
Y completó en su análisis, que se desprende, al leer esos testimonios y al escuchar a los testigos durante el juicio, que “el miedo está latente”; de hecho recordó que algunas personas desistieron de declarar durante las audiencias. “En la actualidad, después de 45 años, es llamativo cómo el trauma persiste”, concluyó.
Fuente: Frente a Cano